No termino de acostumbrarme al juego de la dualidad en este mundo.
Supongo que todo en esta vida tiene dos caras. Es su naturaleza. Es la naturaleza.
Hasta el amor tiene dos caras. Si, ese amor incondicional del que se habla y al que todos tratamos de llegar. Porque se supone qué es lo que hemos venido a aprender y experimentar en esta vida.
Ese amor que lo puede todo, que lo crea todo, que mueve el Universo, ese que si no es incondicional, no es verdadero, pero que también tiene dos caras ¿no será que si no fuera así no sería amor, como todo en la naturaleza?.
La dualidad existe para que las cosas existan. Si no podemos comparar no hay existencia: materia/antimateria, onda/partícula, alegría/tristeza, abundancia/carencia, vida/muerte, expansión/contracción, merecimiento/culpa, amor/miedo.
Y así, cuando crees que eres amado o que amas de forma incondicional, resulta que no puedes evitar al miedo, a la escasez, a la contracción, al no merecimiento, a la culpa, a la tristeza y en definitiva a tu estrechez humana. Y te enredas con tus pensamientos y con tus emociones duales.
Todo cambia constantemente. Existe amor incondicional pero su experiencia es efímera, por ratos. Puede que nuestro cuerpo humano no soporte sentirlo todo el tiempo. Pero cuando se siente es una experiencia indescriptible. La experiencia suprema.
Si quieres jugar debes aceptar las reglas. Todo es efímero pero a la vez todo es posible.
Para tener equilibrio emocional hay que aceptar lo que se da o no se da en cada momento.
Pero por otro lado nosotros también formamos parte del juego en esta dualidad. Experimentamos y también creamos. Las cosas cambian cuando cambia el foco de atención. La alegría cambia a tristeza cuando dejamos de prestar atención a la alegría para dársela a la tristeza.
La física cuántica nos demuestra que no hay nada determinado, solo posibilidades. Se materializa aquello a lo que se presta atención. La onda deja de ser onda para convertirse en partícula cuando hay una conciencia observándola.
Lo hacemos a diario en nuestras vidas sin darnos cuenta. ¿Cuántas veces has experimentado que si tú estás bien las cosas van bien?
Parece que tenemos ese poder aunque aún no sabemos muy bien cómo manejarlo porque a veces la realidad no es como queremos.
¿Por qué se está manifestando esta realidad y no la que yo quiero?
Seguiremos jugando a ver si algún día conseguimos saber cómo manejar las reglas y entender de qué va esto.
Pero mientras tanto nos recordaremos poner nuestra atención y observar aquello que queremos se materialice: materia, partícula, alegría, abundancia, vida, expansión, merecimiento, Amor.