No quiero hablarte de qué es, en qué consiste, de quién lo descubrió o cual es la teoría de la técnica de Constelaciones Familiares.
Quiero hablarte de lo que ha supuesto para mi vida personal y profesional.
¿Me acerqué a las Constelaciones por casualidad? No sé.
Buscaba respuestas, calma, consuelo, llenar el vacío que sentía, la sensación de no estar haciendo lo que quería hacer, entender mi vida. Y apareció la oportunidad a través de una gran amiga.
Generalmente llegas a esta técnica porque el nombre te resulta curioso, te llama la atención o porque alguien conocido lo ha probado y te lo recomienda.
Es una técnica que a todo el mundo le sorprende desde el primer momento. Incluso yo lo digo al inicio de mis talleres porque eso es lo que me dicen al finalizar. Pero a mí no me lo pareció las primeras veces.
Me pareció algo muy natural y cotidiano.
No observé nada mágico, extraño o inexplicable. Tampoco tuvo en mí efectos inmediatos como mucha gente dice experimentar. Sin embargo algo me llevó a repetir en varias ocasiones y que fui descubriendo poco a poco. Soy una persona lenta y reflexiva. Necesito mi tiempo antes de entusiasmarme con algo, pero cuando lo hago me vuelco.
Entré en contacto con emociones. Sentimientos queriendo expresarse. Amor malentendido o mal expresado. Confusión emocional. Asuntos malinterpretados. El dilema entre realidad tal y como es y lo que queremos que sea. Dolor convertido en sufrimiento propio o heredado. La grandeza de vínculos y relaciones que nos pasa desapercibida en nuestra vida diaria “consciente”.
Recuerdo que las primeras veces me las pasaba llorando, bien hiciera de representante o constelando. Pero lo pasaba tan bien. Era liberador y me llenaba de energía.
Contradictorio ¿verdad?
Sí. Sólo vi cosas humanas y sencillas. Pero mi visión de lo que es realmente importante en la vida cambió.
Pude verme a mí misma con otros ojos. Entender el lío mental y emocional en que había vivido. Incluir e integrar experiencias y personas. Sin juicios y con compasión comprender la historia de mi vida.
Verlo con tus propios ojos representado delante de ti no te deja otra que aceptar lo que fue tal y como fue, no como creías.
La comprensión me calmó y me dio paz.
Me hizo consciente de la parte de responsabilidad que tengo en lo que pasa en mi vida y la parte que me viene dada por pertenecer a mi sistema familiar. Comprender de dónde, de quién vengo. Que soy lo que soy gracias a mis padres y a otros que nos precedieron. Que soy fruto del amor que todos me pasaron a pesar de sus imperfecciones y gracias a lo que a ellos les costó.
Me hizo asumir mi derecho y deber de ser en todo momento la persona que soy y hacer mis propias elecciones desde el amor a mí misma. Para después expandirlo a los demás. Aunque ello suponga separarme de sistemas. Porque así debe ser para que la vida avance.
Entender cómo funcionan las relaciones te da muchas pistas para desenredar y no volver a enredarte en esquemas mentales negativos para ti y los que te rodean.
Sin embargo no es una fórmula mágica. Somos humanos aprendiendo a vivir y en constante descubrimiento de comprensiones vitales. Aunque cada vez nos enredamos menos con la forma de interpretar lo que nos sucede y lo que nos gustaría que sucediera.
Pero sigo con mi historia.
Tras unos años de trabajo personal una crisis me obligó a hacer el cambio de vida que no me atrevía. Dedicarme a lo que realmente me fascinaba y en lo que inicialmente me había formado: la Psicología.
Durante años había vivido estresada, trabajando en algo que ya no me motivaba y dejando pasar la vida. Ahora tenía tiempo y las condiciones adecuadas. Así que decidí buscar formación para ponerme al día en mi profesión, y mientras lo hacía se me presentó también la oportunidad de formarme en Constelaciones en mi propia cuidad.
Enseguida vi el potencial de esta técnica en la práctica psicológica. Ya lo había vivido en mí.
A nivel profesional, las Constelaciones me aportan una mirada compasiva, sin juicio e integradora de la persona que tengo delante. Puedo ver el lío de sus esquemas mentales. Poco a poco y a su ritmo puedo ayudarla a desenredar, entender y transmitir una nueva visión de lo que le sucede. Encontrar la calma y ejercer su derecho de elección y poder personal para llevarlo a cabo.
Todo desde un lugar que en Psicología consideramos clave para la salud mental y base en la resolución de cualquier disfunción: el amor a sí mismo.
Ayudar a otros en sus propios procesos es lo que me apasiona y me permite ser yo misma. Ayudar a otros a comprender me ayuda a comprender.
Y mis herramientas son la Psicología y la filosofía de las Constelaciones Familiares.