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LA PARADA DEL PENSAMIENTO

Nuestra mente parlotea todo el tiempo.


Tenemos una constante actividad cerebral, incluso cuando dormimos.


Una constante actividad eléctrica entre neuronas intercambiando información a través de impulsos eléctricos y generando pensamientos. Cientos de pensamientos por segundo. La mayoría son inconscientes. Se procesan en niveles inferiores a la corteza cerebral. Muy pocos llegan a un procesamiento a nivel de corteza cerebral y pasan entonces a ser conscientes para nosotros captando nuestra atención.


Algunas veces estos pensamientos forman parte de circuitos neuronales que se repiten de forma automática generando lo que llamamos pensamiento en bucle.

Somos incapaces de pararlo llegando a obsesionarnos y creándonos malestar y sensación de pérdida de control de nuestra mente.


Los llamamos pensamientos perturbadores porque parece que se generan de forma espontánea escapando a nuestro control. Suelen ser pensamientos negativos acerca de nosotros, de los demás, de lo que nos sucede y anticipatorios catastrofistas


Se repiten todo el tiempo llegando a obsesionarnos. Generan en nosotros emociones negativas que nos hacen sentir mal. Y limitan nuestra actuación y nuestras capacidades cognitivas.


Pero, esto, se puede cambiar


Podemos generar pensamientos que nos influyan de manera positiva haciéndonos sentir bien, potenciando nuestras habilidades cognitivas y mejorando la percepción del entorno. Solo hay que entrenar a nuestra mente a aprender a pararlos.


Te propongo una técnica muy sencilla con 4 sencillos pasos: la parada de pensamientos.



1. Date cuenta.


Observa el preciso momento en el que aparece un pensamiento perturbador. Puedes darte cuenta porque cambia tu estado emocional sintiendo malestar. En ese instante observa qué está pasando por tu mente. Es un trabajo que requiere tu intención sincera de hacerlo y poner tu atención en ello.


2. Céntrate en tu respiración.


Parar tu mente no es dejarla en blanco, es casi imposible, solo hay que distraerla. Y la mejor forma de hacerlo es a través del control consciente de tu respiración. Al centrar tu atención en la respiración la mente deja inmediatamente todo lo que estaba haciendo para ver qué ocurre con un proceso vital y automatizado. Además la respiración profunda-abdominal tiene un efecto fisiológico inmediato sobre la relajación física y está asociada a un estado emocional contrario al que te estaba generando el pensamiento perturbador.


Solo tienes que hacer 3 respiraciones profundas llevando un ritmo pausado. Cuenta hasta 2-3 al inspirar y expira en el doble de tiempo. Solo te llevará 20 segundos. Y si lo haces con plena atención te garantizo que tu mente se tranquiliza.


3. Cambia tu pensamiento.


Ahora es tu turno. Tú tienes el control. Repite mentalmente pensamientos alternativos que previamente hayas preparado o genéralos en ese momento. Deben ser pensamientos que te aporten, tranquilidad, seguridad, motivación, que sean lógicos y muy importante, realistas. Debes creértelos.


Si tienes dificultad con elaborar pensamientos alternativos creíbles o hacerlo te lleva de nuevo a entrar en bucle, deja este paso para más adelante en el tiempo y pasa al siguiente.


4. Céntrate en una actividad.


Tras haber estado unos minutos con un diálogo interno positivo o simplemente en parada de pensamiento y para vencer la inercia de la mente a volver a lo que estaba pensado, sigue distrayéndola.

Pon toda tu atención en hacer algo. Lo que sea: caminar, leer, limpiar, observar el paisaje, hablar con alguien… Lo importante es que no dejes que haya en tu mente ningún pensamiento que no esté relacionado con lo que estás haciendo.



Recuerda repetir una y otra vez este proceso cada vez que tengas pensamientos que te perturben. Todo el tiempo y las veces que sea necesario. Ten paciencia y no desesperes. Solo sigue insistiendo. Requiere tiempo y constancia cambiar algo que lleva años funcionando de la misma manera.


Si haces este pequeño esfuerzo de forma constante te garantizo que en muy pocos días empezarás a ser dueño de lo que piensas.

Se trata de entrenar a tu mente, como en un gimnasio.

Y si lo haces es inevitable que tu mente aprenda. Esa es su función principal.


Cuando no haya ninguna perturbación mental te sentirás más relajado, con una emoción positiva que potenciará tu percepción y optimizará tus procesos cognitivos.


Si necesitas ayuda, no dudes en contactar con nosotros.


Carmen Sesma - Psicóloga

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