Nuestros pensamientos, sentimientos, personalidad y conductas no son sólo el resultado de nuestra historia personal, sino que pertenecemos a sistemas familiares únicos e incorporamos a nuestra vida toda la experiencia y aprendizaje de los que nos precedieron.
Tus dificultades actuales pueden ser reflejo de asuntos no resueltos en tu sistema familiar.
Aprendizajes que han llegado a hasta ti y que sigues repitiendo. La experiencia de los que estuvieron antes y que en su momento fue lo que pudieron hacer.
Patrones de conducta, normas morales, ideas, rasgos, emociones, formas de vivir que has aprendido de tu familia. Que sirvieron en su momento pero que ahora no te ayudan en tu vida actual.
Todos, por amor, seguimos el destino y las limitaciones de nuestro sistema familiar.
Cuando llegamos a este mundo, lo hacemos en una familia sin la cual no podríamos sobrevivir.
Cuando crecemos y somos autónomos, seguimos manteniendo nuestra identificación y fidelidad a la familia.
Siempre seguimos perteneciendo a nuestro sistema, pero debemos continuar como personas independientes. El sistema quiere que cada individuo tenga un destino propio, sus propios aprendizajes, y que con ello supere o armonice lo que otros hicieron antes que él. Como unos padres que quieren que sus hijos sean mejores que ellos.
De esta forma evoluciona la persona y el sistema.
El buen amor es superar todas las limitaciones heredadas de nuestro sistema familiar. Algo nuevo y propio que nos permita vivir de forma más adaptada a nuestras circunstancias.
¿Qué ocurre cuando esto no se da de forma fácil y natural?, ¿cuándo seguimos arrastrando problemáticas familiares? o ¿cuándo nos saboteamos inconscientemente con una vida difícil por no sentir culpa de separarnos de nuestra familia de origen?
Pues que hay algo está obstaculizando el fluir de nuestra vida. Como las piedras apiladas que impiden el fluir de la corriente de agua en un riachuelo.
Bert Hellinger, psicoterapeuta alemán y padre de las Constelaciones Familiares, descubrió a través de su experiencia terapéutica, que todo sistema debe seguir unos órdenes para que fluya la armonía y el amor. Los llamó los Ordenes del Amor.
Conociéndolos podemos saber si en un sistema determinado se están cumpliendo, y si no es así trabajar para que se cumplan y armonizar el sistema.
Se trata de ver cuál es la dinámica problemática y solventarla por medio de:
la reconciliación entre personas del sistema
la inclusión de miembros que hubieran sido excluidos del sistema
la compensación entre dar y recibir
el reconocimiento y agradecimiento
el sacar a la luz hechos ocultos, secretos
de colocar a cada miembro en su lugar
de dar prioridad a los que llegaron antes
Algunos de estos órdenes más importantes son:
La pertenencia. Todo individuo que nace en un sistema, pertenece a él y no puede ser excluido. Si eso sucede, sea cual sea el motivo, un descendiente se identificará con él llevando sus sentimientos, pensamientos y dificultades. De esa forma el sistema vuelve a incluirle y se tiene la posibilidad de descubrir lo ocurrido para sanarlo. Aquí el sistema se comporta como una persona que trata de sacar a la luz sus sombras para conocerse, estar en paz y ser mejor persona
El orden de llegada. Los que llegaron primero son los grandes y tienen prioridad. El reconocimiento a los que estuvieron antes porque sin ellos no estaríamos en la vida. También el respeto del orden de llegada entre iguales como por ejemplo entre hermanos.
Ocupar el lugar al que se pertenece. Los hijos ocupan el lugar de hijos, los padres ocupan el lugar de padres, la pareja ocupa el lugar de pareja y no ningún otro de los anteriores.
Transgredir estos órdenes tiene consecuencias en forma de conflicto, problemas, enfermedad, infelicidad, insatisfacción con la vida…
La buena noticia es que podemos colocar de nuevo todo en su lugar.
Al desplegar una constelación podemos ver la dinámica familiar que se encuentra en la base de nuestros síntomas, y al resolverla resolvemos nuestros problemas.
Algunas veces el sistema no nos permite llegar a ver esa dinámica, y solo podemos ver el esquema mental que la persona tiene en su cabeza sobre la problemática.
Las razones pueden ser: porque hay un secreto que debe ser guardado, porque la persona no está aún preparada para verlo, porque debe trabajarse otros asuntos propios con prioridad… Conociendo lo que está en la raíz de tu problema, puedes comprender y resolver.
Antes de llegar a la clave podemos quitar varias capas de cebolla, pero en la base siempre hay un asunto familiar no resuelto.
Si has llegado hasta aquí, eres un privilegiad@. Tu sistema te ha elegido para sanarse a sí mismo y para que tú evoluciones. Emprender este trabajo es mirar a nuestro sistema familiar con amor, con buen amor.
La técnica de las Constelaciones Familiares se trabaja de forma grupal y parte de la información obtenida por los representantes que escenifican la dificultad a resolver y el sistema familiar del consultante. De esa forma salen a la luz implicaciones emocionales y dinámicas muy profundas que están en la raíz del síntoma (físico, mental o emocional) que causa nuestro malestar o dificultad.
A veces una sola escenificación es suficiente. Podemos comprobar su efecto de forma inmediata.
Otras veces es necesario realizar más de una constelación.
Por ello organizamos un taller mensual. Para que puedas acudir a esta técnica las veces que necesites y con la frecuencia que consideres,.dejándote guiar por tu sentir.
A través de la experiencia he comprobado que puede ocurrir que lo que nos dice la constelación no es lo que queremos escuchar. Nos puede provocar a veces una pequeña crisis, fruto de la incomprensión de nuestra mente que quiere analizar todo cuando a veces no tiene los recursos.
Si eso ocurriera te doy la posibilidad de acompañarte como terapeuta en sesiones individuales.
La técnica de las Constelaciones se realiza de forma grupal, pero si tuvieras alguna dificultad para realizarlo de esta forma, se puede trabajar de forma individual. El desarrollo de la técnica es distinto pero igualmente efectivo.