A mi consulta acuden pacientes con múltiples problemáticas: estrés, ansiedad, depresión, angustia, duelos no cerrados, fobias, culpas, insatisfacción vital, problemas de relación, problemas de pareja, dificultad con los hijos, etc.
Durante las sesiones trabajamos la comprensión del síntoma. Las variables que lo determinan. Los procesos mentales que lo causan y mantienen. Y distintas herramientas para acabar con él en función de la persona y sus circunstancias vitales.
En mi experiencia, he podido comprobar que, finalmente y en la inmensa mayoría de los casos, la causa real es una baja autoestima.
Es la causa más determinante de la problemática, y a la vez lo que determina también la solución del problema.
Como dice el psicólogo Walter Riso: “el amor a uno mismo es un dique de contención contra el sufrimiento mental”.
No se nos enseña a valorarnos.
Al contrario, conforme crecemos se nos prepara para dar prioridad a los demás, no destacar, no permitirnos destacar compitiendo solo en base a resultados.
Tener y mantener una buena autoestima te permite:
Experimentar más emociones positivas. Ser más feliz
Aumentar tu eficacia en las tareas
Perseverar en tus metas, en lo que da sentido a tu vida
Dejar de lado la necesidad de aprobación
Mejorar tu relación con los demás
Sentirte más independiente, autónom@, libre y segur@ en la toma de decisiones
Para trabajar la autoestima debemos atender a cuatro factores claves que influyen en su configuración:
Autoconcepto: qué piensas de ti
Autoimagen: la opinión acerca de tu aspecto
Autorefuerzo: en qué medida te premias o castigas
Autoeficacia: cuánta confianza tienes en ti
Una vez trabajados estos factores y aumentado nuestra autoestima, yo recomiendo seguir prestando atención.
En cada situación, cada pensamiento, cada decisión, debes plantearte si estás cuidando cada uno de estos aspectos. Un esfuerzo que bien lo vales.
No vale quererte hasta un límite o ser feliz pero solo un poquito.
O te quieres incondicionalmente o no te quieres. O disfrutas de la vida a pesar de los reveses, o no eres feliz.
Tú eres tu mejor y única inversión. Sin ti no hay nada más.
Si no puedes hacerlo sol@ busca ayuda.
La peor enfermedad es no quererse.