Nuestras creencias nos dicen cómo tenemos que sentir y actuar.
Es lo que llevamos a la realidad.
También a través de ellas interpretamos la realidad, nuestras experiencias y emociones.
Tiñen nuestras vivencias de la misma manera que las creencias limitantes negativas.
Una creencia expansiva es aquel pensamiento que te hace sentir bien, tener emociones placenteras. Que te inspira, te hace mejorar como persona. Que te hace disfrutar y centrarte en lo positivo.
Las creencias son pensamientos que dirigen nuestra conducta y determinan las emociones que experimentamos. Con lo cual siempre vamos a confirmarlas en la experiencia.
Y si no fuera así, el estado emocional positivo nos hará elegir comportarnos de manera resiliente ampliando nuestra percepción.
Hormonas y neurotransmisores que generan emociones positivas influyen mejorando los distintos procesos cognitivos.
Las creencias limitantes no funcionan de la misma manera.
La falta de constatación en la realidad pasa desapercibida; no nos fijamos, o simplemente el estado emocional negativo nos impide tener en cuenta otros datos y otras percepciones.
Hormonas y neurotransmisores que generan emociones negativas influyen dificultando los procesos cognitivos.
Las creencias expansivas te permiten:
Tomar el control de tus emociones. Y siempre queremos que sean lo más agradables posibles o con el menos dolor.
A veces el dolor es inevitable y hay que afrontarlo, pero como todas las emociones tiene fecha de caducidad y después tú elijes si continuas con el sufrimiento
Ampliar tu percepción hacia la comprensión de las múltiples variables que intervienen en el desencadenamiento de una situación o comportamiento de una persona. Múltiple causalidad
No personalizar. No es por ti o por fastidiarte. Múltiples causas han confluido hacia lo que finalmente ha sucedido. No eres el ombligo del mundo.
No asumir el papel de víctima que te quita la posibilidad de actuación o respuesta.
Tomar responsabilidad y responsabilidad de respuesta. Asumir la parte de responsabilidad que pudieras tener y las distintas posibilidades de respuesta.
Tener sensación de control. La capacidad de respuesta te permite tener la sensación de control sobre lo que te sucede. Tal vez puedas cambiar en algo la situación o mitigar sus efectos o al menos aprender a mantener tu calma ante lo que me sucede y de esa forma enfrentarte con menos dolor ante lo que escapa a tu control.
Aceptación de la realidad. Desde la calma puedes ver mejor la realidad y estar en mejores condiciones para responder, cambiar lo que puedas y lo que no, aceptarlo.
Aumentar la autoestima. La experiencia de control influye directamente sobre la valoración de tu persona.